Palermo
Otro sábado
de noche
y él tan lejos.
Aun así
todo lo llena.
Hasta la inmensa
soledad
en el café profundo de sus ojos
y cada rincón
en mí y en mi casa
que tanto miraba
cuando la intimidad
se acomodaba en su espalda,
paisaje de anchos hombros
que anidaba en mi cama
esas noches que no eran tantas
porque no alcanzaban.
Y esa boca plena,
llena y fuerte como sus piernas,
me regalaba
promesas que sus manos inventaban.
Pasa el tiempo y no pasa,
lo espero, no espero nada.
Otro sábado
de noche
y él tan lejos.
Aun así
todo lo llena.
Hasta la inmensa
soledad
en el café profundo de sus ojos
y cada rincón
en mí y en mi casa
que tanto miraba
cuando la intimidad
se acomodaba en su espalda,
paisaje de anchos hombros
que anidaba en mi cama
esas noches que no eran tantas
porque no alcanzaban.
Y esa boca plena,
llena y fuerte como sus piernas,
me regalaba
promesas que sus manos inventaban.
Pasa el tiempo y no pasa,
lo espero, no espero nada.
2 comentarios:
cierta soledad en esa espera.
Buen poema.
Un abrazo Gus.
hey!!!, como estas?? te sigo leyendo pero no comento, es que estoy de pocas luces, se sufre mucho y no deseo plasmar en mi comentario algo que no debería, pero de verdad te sigo leyendo y me encanta, solo que seria poco objetivo de mi parte comentar con resentimiento, un abrazo
pd: "me regalaba promesas que sus manos inventaban" MUYYY BUENOOO
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