Llegó justo a la hora
en que los ángeles duermen.
Nació acunado
por el más grande amor.
En sus ojos grises
nada la nostalgia,
buscan el tesoro
en infinita dimensión,
entre las fuertes pestañas
encuentran a los míos
y estallan de emoción.
La piel es tierno nácar
que acapara caricias.
Sus manitos dibujan
juguetes en el aire,
dirigen una orquesta
de ilusión y mieles.
Él baila entre mis brazos,
es feliz,
pide más.
Su boca demandante
huele a manzana roja,
devora la vida a borbotones,
me inventa esta vocación.
El pelo se roba, despacito,
el sol de las mañanas de verano
y refleja lo incondicional.
Es mi hijo.
Mi verdad y mi razón.
Su sonrisa asoma
Y todo lo paga.
Todo lo vale.
en que los ángeles duermen.
Nació acunado
por el más grande amor.
En sus ojos grises
nada la nostalgia,
buscan el tesoro
en infinita dimensión,
entre las fuertes pestañas
encuentran a los míos
y estallan de emoción.
La piel es tierno nácar
que acapara caricias.
Sus manitos dibujan
juguetes en el aire,
dirigen una orquesta
de ilusión y mieles.
Él baila entre mis brazos,
es feliz,
pide más.
Su boca demandante
huele a manzana roja,
devora la vida a borbotones,
me inventa esta vocación.
El pelo se roba, despacito,
el sol de las mañanas de verano
y refleja lo incondicional.
Es mi hijo.
Mi verdad y mi razón.
Su sonrisa asoma
Y todo lo paga.
Todo lo vale.