miércoles, 25 de noviembre de 2009

Delivery

Vinieron unos amigos a cenar, y se fueron sin más.

Veo varias botellas de vino en la basura, al costado de donde escribo. Lola duerme en mi cama matrimonial (y, sí, cuando viene, dormimos juntas en mi nuevo sommier). Joaquín, en su cuna (ahora es independiente: tiene niñera, duerme en su cuarto, lejos mío, en su cuarto. Nuestra única conexión durante la noche es por el baby-call.). Y yo, un tanto bebida, escribo, ya que es lo único que puedo hacer hoy con respecto a él.

Cierro los ojos, y me siento navegar. En su mar, en su barco. Pero miro alrededor, y sólo hay latas de pintura en el lavadero donde metí mi escritorio. La obligación es más fuerte que el deseo: hago listas de lo que falta comprar para pintar mi nuevo departamento.

Todo me remite a él, a su piel. Y eso que uno de mis invitados era un viejo y querido amante. Nada me alcanza, mi pensamiento y mi deseo sólo me acercan a él. Tengo que hacer un vestuario para el show del día del aniversario, y no logro apartarme de lo que a él le gustaría. El estado “etílico” no ayuda.

Y encima me hace sentir culpable, porque mi bebé está a pocos metros de aquí. Ya lo fui a ver: duerme profundamente. Y sueña feliz, sonríe.

¿Qué me pasa? ¿Eso no es suficiente? Mi hijito se ríe, aún cuando duerme. Y yo no logro sentirme completa. Su piel me hace falta.

jueves, 8 de octubre de 2009

Amor civilizado

Compartí con él esto que me pasa de sentir que los hombres no confían en mí, y, a pesar de eso, las ganas que tengo de estar enamorándome de alguien que me ame, que me merezca, que me gane. Cree que necesito un hombre como él, que me ponga límites, que me acompañe, que me sorprenda. Y yo estar dispuesta a permitirlo.

La pregunta es: si necesito a su clon, ¿por qué no quedarme con el original? ¿Qué le parecería ser él el que veniera un día de éstos, con una ramo de flores y un anillo de esos de las películas, pidiéndome que sea su mujer? Hasta hace un tiempo, no hubiese dudado ni un minuto la respuesta. Pero, ahora, que soy mamá, se complica el trazado de mi futuro. Todavía me es difícil imaginarme esta casa con otro hombre que no sea su papá. Tal vez, con el tiempo...

Mientras nos bañábamos para irnos puse un disco. Uno de las canciones siempre me recuerda a él. Por supuesto que la letra captó su atención. Y le encantó. Era el único disco de Sabina que no conocía.

El lunes temprano le armé un paquetito primoroso, y se lo mandé a la oficina con una tarjeta que decía: “El tema se llama Contigo. Estará eternamente ligado a la memoria de tu piel en las mañanas”. No me llamó para agradecérmelo, pero cuando me pasó a buscar tenía la letra escrita en un papelito, arriba de la guantera del auto. Me dijo que hacía unos días que la estaba estudiando. Parece que pegó fuerte el mensaje.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Freudiana

Parece ser que, ahora que empezó terapia, su psicóloga le hizo entender el problema que tiene para recibir halagos, regalos, y todas esas cosas que hacen que se sienta tan incómodo. Es difícil ser todo el tiempo Superman. Y encima se lo decimos las dos: su terapeuta y yo, con exactas palabras.
Entonces, para asumirlo, me pidió que le contara detalladamente por qué es lo que más me gusta de él. Definitivamente, es su espalda: tiene el ancho exacto, y ese color caramelo, absoluta suavidad, ni una marca, es como una playa, tiene la temperatura de la arena en las primeras horas de la mañana de aquel verano, esa maravillosa sensación de enterrar los pies en la tibieza del primer día de vacaciones, se le marcan los músculos lo necesario, y cada tanto tiene un lunarcito que me enloquece –aunque no tanto como los que tiene en las orejas, uno chiquitísimo en cada lóbulo, para tapar con besos-.

lunes, 31 de agosto de 2009

Compacto

Esta vuelta me tocó a mí contarle mi separación. Definitiva. Ni yo sabía que estaba tan al borde de terminar afectivamente con Ramiro. Pero, sí. Una estupidez que pasó durante la semana forzó el quiebre absoluto. Fue el límite de mi elástica paciencia.

Ninguno de los dos tiene compromiso, y, sin embargo, nada cambia. Será para no contaminar este ideal. Este es el único amor que fui capaz de mantener intacto. Que supo sobrellevar tormentas, dudas, histeria, hijos. Se mantiene indemne. Y nosotros somos sus autores, escultores de la magia. Perpetua. Eterna. Sagrada.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Reyes


Después de más de tres meses, por fin logré hacerme el momento de llamarlo para tener el tan postergado encuentro. Durante este tiempo, nos hablamos más de diez veces, sin lograr combinar nuestros horarios. Mudanza, sinusitis infecciosa, acompañar a Lola después de lo que pasó con su mamá, chocaban con un tormentoso mes laboral, su hija entrando a la adolescencia y un viaje más largo de lo que parecía. Imposibles agendas.


Pensar que cuando recién empezó esta historia, yo decía que él era todo lo contrario de mi hombre ideal. Y ahora, más de tres años después, no puedo imaginarme a otra persona más perfecta para mí que él. Casi parece ser yo, mi conciencia, mi raíz, mi tierra, lo más real, lo mayor cordura que mi propia cabeza puede crear.


¿Por qué no nos cansamos uno del otro? ¿Será por lo poco que nos vemos? ¿O simplemente porque tenemos que estar juntos a través de la vida? De ésta, de la única posible de disfrutar en el ahora. Y uno con el otro parece ser la mejor manera.

lunes, 6 de julio de 2009

Poder (y querer).

Sábado a la noche, Joaquín cubierto y alimentado, calorcito fatal y tormenta. Al mediodía, una pelea con Ramiro por un malentendido que se repite. Y no muy buena tarde. Buena excusa: cumpleaños de un muy buen amigo, cena, bastante alcohol –aclaro que por muchas horas no tenía que dar la teta- y... ¡a bailar!

Destino obligado: Pazzo. Y en la barra de atrás, él. Como esperándome. Precioso. Y todo para mí. Con su sonrisa invitándome tomamos un champagne, nos besamos por todos los rincones, e hizo que me olvidara de que estaba con gente.

Me fui volando, de su mano, y sin saludar. Poco me importó que todavía no me habían dado el alta. Teníamos un par de horas antes de que se despertara mi bebé, así que nos fuimos para casa. Y aprovechando que ambos habíamos tomado de más, jugamos a que mañana no nos íbamos a acordar nada de lo que dijéramos así que podíamos ser totalmente honestos. Por supuesto, nada se me olvidó. Y eso me hace sentir tan feliz como frustrada.

Elijo, ante todas las cosas, las que resisten al paso del tiempo, en un momento como éste, que todo es tan vertiginoso. Elijo los corazones que resisten, las almas que resisten, el amor que es todo en Joaquín, la pasión interminable de este hombre, la amistad de verdad que no juzga, el mar.

martes, 16 de junio de 2009

Pasaportes


¡Ay, mi corazón! ¡Qué fácil se marea!

Estos días Facundo me escribe, contándome de su nueva vida, con su nueva mujer en su nuevo país. Y me duele el ego. Horrores. Sobre todo porque otra mujer lo está disfrutando. La pregunta es por qué no lo disfruté yo mientras lo tuve. ¿Puedo ser tan enferma que recién cuando lo perdí del todo, lo empecé a valorar?

Es cierto, yo elegí otro camino. Y ahora tengo un compromiso mucho mayor: una vidita a mi cargo. Pero él no sólo eligió otro camino, también eligió otra mina con quien recorrerlo.
Quizás el tema sea que no tengo con quién compararlo. Y por eso nada me parece suficiente.
¿Acaso yo no lo terminé de dejar hace mucho, en brazos de otro amor?

Probablemente, cuando retome algunas de mis rutinas, y vuelva a sentirme linda y exitosa, trabajando y haciendo cosas que me diviertan, ya nada parezca tan irremediable. O pierda algo de su importancia. Qué se yo...

Joaquín ya toma algunas mamaderas así, de a poquito, puedo empezar a reinsertarme en el mundo, aunque me dé vergüenza admitir que me siento claustrofóbica, porque parezco una madre desamorada.

Creo que, si me siento más entera, voy a ser mejor mamá. Y vamos a estar los dos más felices.

viernes, 29 de mayo de 2009

Fachita

Llegó justo a la hora
en que los ángeles duermen.
Nació acunado
por el más grande amor.

En sus ojos grises
nada la nostalgia,
buscan el tesoro
en infinita dimensión,
entre las fuertes pestañas
encuentran a los míos
y estallan de emoción.

La piel es tierno nácar
que acapara caricias.
Sus manitos dibujan
juguetes en el aire,
dirigen una orquesta
de ilusión y mieles.
Él baila entre mis brazos,
es feliz,
pide más.

Su boca demandante
huele a manzana roja,
devora la vida a borbotones,
me inventa esta vocación.

El pelo se roba, despacito,
el sol de las mañanas de verano
y refleja lo incondicional.

Es mi hijo.
Mi verdad y mi razón.

Su sonrisa asoma
Y todo lo paga.
Todo lo vale.

martes, 5 de mayo de 2009

A luz

El nacimiento fue el momento más feliz de mi vida -original, ¿no?-.

Rami, el compañero perfecto, hizo que, a pesar del dolor indescriptible (me sentía morir y revivir en cada contracción, hasta perder el conocimiento), de que el anestesista chocó en el camino y tuvieron que mandarme a otro (¡santo!) y de que el chico que estaba saliendo de adentro mío pesaba casi 4 kilos, todo pareciera fácil, tal como había sido planeado por quién sabe quién, ideal.

Y en el medio del dolor dijo que su apellido quedaba tan bien con el nombre que yo había elegido. Me recordó permanentemente cuánto nos queríamos y que él estaba ahí, para nosotros, con nosotros.

A las 11 y media de la noche, cuando, gracias a la anestesia todo era celestial, puso a nuestro hijito en mi pecho. Me miró por primera vez, y la vida tuvo sentido.

Nació sano, prolijo, soleado... y hambriento. Como yo me sentía fantástica me lo trajeron en seguida para que le diera de comer, con la boquita abierta como un pescadito, empezó a tomar teta... y nunca más paró.

Dormimos los tres hasta las 8 de la mañana. Juntos. Felices. Completos.

jueves, 16 de abril de 2009

40 y tantas semanas


Era cierto eso de que el sexo hace llegar mejor al parto.
Exactamente una semana después de esa tarde en la que me pasó a buscar para tomar algo (claro que nunca fuimos al bar, sino que corrimos a casa a franelearnos un buen rato. ¡Qué suerte! ¡La última vez no había sido la despedida!), terminada la tarde de compras porque se acerca Navidad y yo temía estar internada en esa fecha, asomó Joaquín al mundo.
Se empezó a anunciar en el shopping, sólo me faltaba comprar el regalo de Lola, pero no llegué. Como en las películas, en un taxi que se pasaba los semáforos en rojo –supongo que en parte por mí, y en parte para que no pariera en su auto- y con mi mamá cargando mil bolsas y bolsitas repletas de moños, llegué a la clínica con 8 de dilatación, lista para internarme.
Llamé a Ramiro del celular, y no sé cómo, cruzó la ciudad en menos de veinte minutos. Me agarró la mano, y no me la soltó hasta que pudo agarrar a nuestro hijo.

jueves, 26 de marzo de 2009

Casi vedada


Estuvimos pegoteados hasta que cayó la tarde, sin salir de la cama más que para picotear algo y hacer pis (con semejante panza, voy al baño doscientas veces por hora, incluso con él en casa).

Yo aprovecho: la obstetra me dijo que el sexo hace ayuda a llegar mejor al parto, así que no sólo es divertido... es también terapéutico.

Fue todo tan mágico que sentí como si hubiera venido a despedirse (no, no para siempre, sino hasta después de la bendita cuarentena). Falta menos de un mes para el nacimiento de Joaqui, yo voy a mudarme a lo de mi mamá para estar acompañada y cuidada por cualquier cosa que pasara, y ya va a ser un poco más complicado vernos, por no mencionar que no me siento muy ágil últimamente (aunque haya desafiado las leyes de la gravedad durante este día de desenfreno).

No importa. Será hasta la próxima. No me asusta ya separarnos. Entendí, por fin, que el tiempo y la distancia dejan de ser importantes cuando existe un amor como éste. Sabrá esperar. Sabré esperar. Agradezco infinitamente que haya estado conmigo en esta etapa de mi vida, que haya sido el hombre que fue, protector, cálido, compañero, y que me haya hecho sentir tan maravillosamente suya, a pesar de la historia.

domingo, 15 de marzo de 2009

Reflejo

Vine tardísimo de trabajar, como a las 5 de la mañana.

A fin de mes cierra el restaurant, en el momento en que yo debería empezar mi licencia.

Igualmente, hace un tiempo que estoy atendiendo la caja, y hago relaciones públicas. ¡Es que con mi panzota gigantesca se me complicaba llevar la bandeja!

Apenas dos horas después de haber conciliado el sueño sonó el teléfono. Era él, desde abajo. Venía de Pazzo, y, al no encontrarme, me vino a buscar.

Estuvimos increíblemente juntos.

Creo que a Joaquín le gusta sentirme así de contenta, porque patea, como si saludara.

Y él me mima, me hace sentir tan... qué se yo tan qué. Mil cosas: sexy –en vez de una ballena a punto de parir-, deseada, amada, necesitada. Me cuida, me acaricia la panza, y dice cosas lindas, de esas que se les dicen a los bebés, muy bajito, como si le contara un cuento.

¡Le gusto! ¡Aun así!

martes, 3 de marzo de 2009

Me declaro culpable

Amo el sol que asoma por tu espalda
en las mañanas,
el tibio terciopelo que es tu cuerpo
amaneciendo al mediodía
y la savia de tu boca
recibiéndome,
anhelando
curiosa
todos los demás besos.
Amo tu sexo sin fin,
tu pelo relumbrando,
tus labios caprichosos y certeros
y tus manos, tus manos
marcando tu terreno,
adueñándose,
anudándose a mí
y a ésta, mi alma,
señalando el camino,
la hora exacta
de dormir, despertar,
sacudir violentamente las frutas de las ramas
para alcanzar las delicias
y volver a empezar.
Amo tu voz contra la almohada,
los gemidos roncos de pereza trasnochada,
tus tiempos, desenfrenos,
tus brazos arrullando
mis ya perdidos sueños.
Amo tus ojos cansados,
las ventanas entreabiertas
del misterio y la pasión,
de lo más cierto,
los reyes de mi reino,
los que saben dónde detenerse
sin dudarlo
para mostrar a todos
cómo sos de amado.
Amo tus piernas seguras,
tus pies de niño,
cada lunar que pasea
por tus dulcísimos hombros.
Amo tus palabras que siempre
son de miel y de concreto,
amo cómo me amás,
amo cuánto me amás
y tus olvidos,
tu sensual inocencia de diablillo,
de chiquito corriendo
sin destino.
Amo este regalo,
el privilegio de amarte,
lo que vos no me podés quitar.
Amo tus caricias
que son todo menos torpes,
tu piel que me investiga
y desata terremotos,
que me siembra, me florece,
tu piel y su perfume a mío,
a nuevo, a suave canto.

Y te amo tanto más
si dormís a mi costado...

viernes, 20 de febrero de 2009

True love


Lo que antes, según él mismo, tenía que tener un fin, parece que ahora debe ser eterno. No necesariamente sexual, pero sí durar para siempre.


Dice que no tendría sentido separarnos, porque nos queremos demasiado.


Si yo formara otra pareja y estuviera feliz, él va a estar ahí, entendiendo, y compartiéndolo conmigo. Nuestra relación pasaría a otro estado, pero seguiríamos juntos.


Toda una declaración.

jueves, 12 de febrero de 2009

Blanco


Tiene los ojos más oscuros
y la piel almibarada
por los soles que lo cubren
como si fuera un marino.
Y sin embargo
así
brilla,
como lino inmaculado
en mi luminosa mañana de desvelos.
Gato negro acurrucado
abrigando
mis más hondos sueños blancos.

martes, 20 de enero de 2009

Sillón de tres plazas

...Y el seguía sentadito en mi sofá, como lo más natural del mundo, acariciándome la panza, y diciéndome que estoy más hermosa que nunca.

A pesar de mis temores, no parece haberlo acobardado esta situación. (¿Algo lo logrará?) Pero a mí, sí, un poquito.

Por supuesto, todo fue muy polite, cero sexo –aunque todo en él sea sensualidad, y hasta nuestra manera de hablarnos y mirarnos esté cargada de algo que se siente que está por explotar-.

Pero, no sé... todo es tan raro.

Cuando se fue, nos besamos. Y, ¡ay, cómo lo extrañaba!

Me quedé sonriendo todo el resto del día, de la semana.

¿Qué es lo que hace que él vuelva y vuelva? ¿Y qué que yo jamás le cierre la puerta?

Quedamos volver a vernos, previo llamado, ya que yo ahora soy una mujer comprometida (¿?). Y, la verdad, lo llamaría ya mismo, aunque como una tonta, en el fondo espero que, cuando llegue Rami, todo vuelva a su cauce. Y esto haya sido sólo un jueguito inocente.

Es que no sé bien de qué otra manera podría manejarlo. Me hace sentir medio incómoda esto de seducir a alguien, en este estado. Hacer el amor con alguien que no sea el papá del bebé, quien, hasta ahora, compartió conmigo esta maravilla, y lo entiende, y es tan responsable como yo de todo esto. No sé... siento como si estuviera invadiendo el espacio de Joaquín con un extraño.

Aunque, al mismo tiempo, ¿dónde está escrito que, por estar embarazada, tengo que convertirme en la Virgen Mártir, y entregar mi amor, mi sexo y mi cuerpo a un hombre que, por lo visto, ya no está interesado en mí?
Realmente, me hizo sentir más que bien, y me alimentó el ego su visita -¡¡¡sobre todo porque no salió corriendo con mi aspecto!!!-.

Pero, de sólo pensarlo, me siento infiel. Y lo peor es que no sé por quién.

lunes, 5 de enero de 2009

Bizarre Love Triangle


Yo sabía. Yo sabía que esto estaba por pasar.


El viernes fue el cumpleaños de Lola. Cuando entré a Pazzo vi a todos sus amiguitos dando vueltas por la barra. No veía a ninguno de ellos desde enero, pero ahí estaban todos, como reunidos en una cita secreta. Hasta la petisa que se le hacía la novia hace un tiempo. Pero él no. Y pensé entonces que nunca más iba a volver a verlo.


Y así estaba bien.


¿Realmente creía que estaba bien? ¿Cómo puedo haber pensado que estaba bien, si ahora, sentado frente a mí, todo vuelve en un imperceptible pestañeo, a hacerme vibrar? ¿Cómo?


Pasada la sorpresa –para él fue más grande aún-, subió a tomar un café. Estuvimos conversando más de dos horas, como viejos amigos. Del bebé, y de cómo fue nuestra vida este tiempo, de trabajo. Obviamente, me preguntó quién era el papá de Joaquín, y si estaba enamorada de él. Y de golpe, me di cuenta de que no tengo la respuesta a esta pregunta.


Opté por la verdad. Ya no lo sé. Sé que confío en Ramiro. Que, de alguna manera, creo en él. Pero no creo poder hablar de amor. Me desilusionó, y mucho. Y no sé cuánto puedo dejarlo pasar. Ahora está de viaje, y sólo queda esperar. No voy a tomar decisiones, el tiempo dirá.


Como ahora, que el tiempo eligió este reencuentro.